RITA BARBERÁ

 

Cada día se parece más a la Puerta de Alcalá: “ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo”. El atrincheramiento de esta mujer empieza a ser trágico a fuer de absurdo.

Su futuro político es nulo, sabe que ya nunca podrá aspirar a cargos públicos u orgánicos; su pasado tiene luces y sombras, fue elegida y reelegida por los valencianos, que algunos méritos verían en ella. Pero no  puede pretender que es ajena a la cloaca de corrupción que ha sido el PP en esa Comunidad Autónoma y permanecer incólume.

Estará sorprendida y dolida por los momentos que está viviendo de inútil agonía.

Lo más digno que puede hacer es retirarse, salir del escenario y consolarse recordando los buenos momentos. Se lo agradecerán propios y ajenos.

 

 

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