Lo que ocurre con este país es sorprendente en un mundo ya de por sí sorprendente. Una dictadura comunista hereditaria donde el pueblo pasa hambre y el ejército todo lo ocupa. Su presidente, que fulmina a los disidentes, llegó a dejar que su tío fuese devorado por perros hambrientos.
De vez en cuando amenaza a Corea del Sur, a Japón y a los mismísimos EEUU con una declaración de guerra.
Ahora boicotea y chantajea a una multinacional que lo parodiaba en una película y logra que no la proyecten.
Si Obama, Putin y JinPing le dieran una azotaina en su gordo culo lloraría y se calmaría como el sangriento niño travieso que es.

Transformado en algo distinto de sí mismo (como el trabajador del marxismo), ajeno, extraño. Si alguien fotografía España acabando 2014 aparecen dos temas destacados, omnipresentes: el pequeño Nicolás y los jóvenes de Podemos.
Ambos han sabido optimizar recursos: uno, su álbum de fotos con personas influyentes ; otros, las mareas de indignación que genera una crisis tan larga.
Ambos provocan subidas: uno, los índices de audiencia en las cadenas privadas; otros, la intención de voto en las encuestas.
Posiblemente ambos muestran componentes fraudulentos que el juez y el tiempo nos irán desvelando.
Vivimos una “enajenación mental transitoria” que, como su propio nombre indica, ojalá pase pronto y nos devuelva la cordura.

Una figura injustamente tratada por los españoles y por su propio partido. Protagonizó, tomó decisiones en uno de los momentos más duros y crueles de nuestra Historia: la Guerra Civil.
Fue un modelo de intelectual y científico comprometido que cambió la cátedra y el laboratorio por la mesa de Consejo de Ministros( acompañado por su discípulo, el lorquino Rafael Méndez).
Firme de carácter y convicciones, mente lúcida en sus diagnósticos y pronósticos, le faltó poco para ver cómo en Europa ocurría lo que él pensaba: el enfrentamiento de Alemania con Inglaterra y Francia (aquellos cínicos, cobardes y egoístas que dejaron caer a la República). Se le debe una restitución.

Seguramente el primer animal que el hombre domesticó y desde entonces nos acompaña con su nobleza, inteligencia, lealtad. Hay perros lazarillo, los hay que ayudan a la policía o rescatan heridos; también se empiezan a emplear como terapia con niños hospitalizados; la caza menor con perro es un espectáculo apasionante.
Si tienes uno entiendes que Schopenhauer dijera : “cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”. Los histéricos ruidosos o los agresivos son un problema del dueño.
Hay que querer a quien los quiere, abandonar a quien los abandona y tratar mal a quien los maltrata.

Para los que ya tenemos cierta edad hay algunos temas que resisten el paso del tiempo, siguen teniendo un especial significado afectivo y, precisamente por eso, se asocian con las fiestas navideñas. Uno era el anuncio del turrón El Almendro con su estribillo: “vuelve, a casa vuelve, por Navidad” que emocionaba fácilmente porque casi todos hemos tenido a nuestros hijos fuera de casa en algún momento.
Otro, el cava Freixenet con su pareja de famosos y las atractivas burbujas bailarinas.
Hablando de atracción, se incorpora como novedad el desfile de Victoria Secret con las modelos más famosas en ropa interior para incentivar las ventas de lencería en estas fechas.

El Estado Islámico, nueva marca del fanatismo, tiene campamentos infantiles donde los niños contemplan ejecuciones y son obligados a jugar al fútbol con las cabezas de las víctimas mientras recitan versos del Corán. Así los motivan para la lucha contra los infieles; el odio y la maldad químicamente puros, ni Bin Laden habría soñado algo parecido.
Menos mal que por aquí los fundamentalistas se conforman con falsear la Historia y vender antiespañolismo. Pero hay una peligrosa línea madraza-ikastola-escola que adoctrina para lograr personas limitadas, seres unidimensionales; lejos de formar hombres libres, autónomos, con capacidad para analizar la realidad y la sociedad en la que viven.

A
En Arizona un policía dispara a un hombre que estaba desarmado.
En Nueva York un policía aplasta en el suelo y asfixia a un detenido.
En Missouri y en Ohio dos policías matan a un joven y a un niño.
Son los últimos casos pero hay muchos más y todos tienen un denominador común: el agresor es blanco y la víctima, negro.
Sería curioso saber qué estereotipos tienen interiorizados estos policías de bajo nivel intelectual, sociocultural y moral, sobre los ciudadanos negros.
También sería interesante saber qué piensan y cómo valoran estos comportamientos los policías afroamericanos que visten ese mismo uniforme.
Lo de los jueces no tiene nombre (o sí, y es muy triste).

El cerebro de Podemos, Monedero, afirma en Murcia que su partido no es un flotador para fuerzas políticas que se hunden. Lo dice como respuesta
a Pujante, que el día anterior había revalidado su Secretaría general de IU
en un proceso de primarias abiertas y declaró que estaban dispuestos a posibles pactos.
Monedero refuerza su negativa diciendo que los demás partidos, todos caducos, “siguen aceptando los mecanismo actuales”( qué significará eso?).

Así reaccionan los últimos en llegar a esta casa ante uno de sus más antiguos moradores. Si eso no es arrogancia y agresividad…
Algunos deberían tomar nota de esta actitud, de este modo de transitar por la polis.

Es una tendencia que se impone fácilmente. En Lógica existe un tipo de falacia que lleva ese nombre, también está en el refranero: “por un perro que maté….”. Pero lo cierto es que cuando hablamos de seres humanos resulta imposible que todo un colectivo comparta una cualidad (la proposición universal afirmativa).

Menciono esto porque va siendo hora de dejar claro que la mayoría de los políticos no son corruptos, la mayoría de los sacerdotes no son pederastas, la mayoría de los catalanes no son independentistas, la mayoría de los empresarios no son explotadores, etc, etc.

Convencerse de lo contrario sólo sirve para debilitar unos sistemas referenciales que deben ser reformados pero no pueden ser eliminados.

Unamuno y Sócrates, dos personajes singulares. 2.334 años los separan y muchas cosas los unen. Volcados en su tarea de analizar críticamente la realidad que vivieron denunciando lo que no les gustaba, entusiastas hasta la terquedad.

Unamuno contradictorio pero siempre apasionado en sus pronunciamientos, Sócrates que no se doblega ante la Asamblea ateniense y prefiriendo “padecer una injusticia antes que cometerla” toma la cicuta y muere. A ambos se les ofreció la posibilidad de haber evitado el destierro o la muerte y renunciaron por no traicionar sus convicciones.

Testimonios que hoy se nos antojan difícilmente repetibles.