Es el modo más profundo de referirse al hombre porque sobre esa condición se construye su naturaleza de humano. Los demás animales nacen con la conducta programada en sus genes y actuarán siguiendo un instinto.
Por el contrario, nosotros gozamos de una libertad radical, innata; somos algo abierto, un proyecto que deberá concretarse. Decía Sartre que “estamos condenados a ser libres”.
Este hecho nos convierte en seres racionales (hemos de pensar para hallar las respuestas), libres (podemos optar), sociales (aislados no sobreviviríamos) y morales (nuestras decisiones se ajustan a una norma y son buenas o malas, correctas o incorrectas)
A veces tiene uno la duda de si estamos empleando adecuadamente estos rasgos o malgastándolos.