TAUROMAQUIA

Nunca he ido a los toros pero me parece bien que siga habiendo corridas mientras haya quien pague por ver el espectáculo.
He criticado en algunos artículos a la alcaldesa Carmena y sigo sin ver en ella un líder consistente y convincente.
Pero coincido con Victoria Galindo cuando escribe en La Opinión que la subvención municipal que recibía la escuela de tauromaquia en Madrid debe tener mejores destinos. Cada euro público es sagrado porque proviene de los impuestos y hay que pensar bien donde se coloca.
Esa escuela la pueden financiar los toreros, que no se encuentran precisamente en el umbral de la pobreza y, si no llegan a los 61.000 anuales, que les ayuden los ganaderos.

 

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