De 12, 15 y 16 años. A las 7 de la mañana regresaban de una fiesta caminando por el estrecho arcén de una carretera y un energúmeno, borracho, las ha atropellado matándolas.
Hemos permitido que se consolide un modelo de diversión que pasa por la madrugada, la muchedumbre, el ruido y el alcohol (con esos ingredientes nunca se hará un buen cóctel); pobre de quien no se integre en él: si es el joven quedará marginado, si son los padres tendrán serios conflictos con sus hijos.
Podrían volver a los guateques de los 60: hogareños, menos gente y desahogo de hormonas adolescentes, que es de lo que se trata.
La verdad es que yo ya tengo un nieto de 12 años con el que lo comento.Ya veremos cómo se porta cuando esté en «edad de merecer».Llevas razón y es una batalla que tenemos perdida pero deberíamos insistir desde los dos agentes de socialización que son la familia y la escuela.
Gracias por comentar
Sí ,cuéntaselo no ya a tus hijos, que igual te entienden, sino a tus nietos o a una sociedad que nos ve como a auténticos trogloditas. Cada vez que osamos decir que ésta nos es forma de divertirse y que es preciso poner unos límites morales,éticos o de simple supervivencia les parece que salimos de la Edad Media, pero: » cuando seas padre….. «