La marcha de
la pandemia confirma aquello de que si algo puede empeorar acabará haciéndolo.
Tras el estado de alarma a Sánchez le interesa más quedar al margen, que se
atribuyan las culpas a los presidentes de las CCAA.
Se pueden
aprobar leyes de alcance nacional que permitan funcionar con unidad de criterios
y pongan un poco de orden en este totum revolutum. Tomar decisiones desde la
perspectiva autonómica o local sólo puede conducir a la confusión.
También
sería deseable que nos librase del portavoz Simón, de su fonética lastimosa que
encubre falacia y cinismo. Si él afirma que no estamos en una nueva fase, más
vale que nos preparemos para la segunda oleada.
Si el calor
de Agosto no asfixia al bicho esperemos que el otoño traiga una vacuna con la
que hacerle frente.
Argelia
cierra sus fronteras pero deja salir a jóvenes que pagan a las mafias y llegan
ilegalmente a España; algunos lo hacen sabiendo que están infectados con el Covid-19 y seguros del buen trato que
van a recibir, la posibilidad de contagiarnos les preocupa poco e incluso puede
que alegre a algunos.
Los
detenidos no pueden ser devueltos y surge este impagable espectáculo que nos
ofrecen los representantes del Gobierno central y los de la Comunidad autónoma.
En vez de sentarse y estudiar el modo de abordar el problema, redactan comunicados
que envían a los medios, se acusan mutuamente con dureza, pero las soluciones
siguen sin llegar.
No se dan
cuenta de que ponen en evidencia la propia estructura del Estado autonómico al
que muestran como algo inoperante, innecesario y caro.
Y los
argelinos felices tomándonos el pelo de modo ostensible.
Tras un
tenso forcejeo con cinco países europeos y gracias a Ángela Merkel ya contamos
con 140.000 millones del fondo de recuperación, casi la mitad en forma de
subvenciones.
Por tanto
hay mimbres para hacer un buen cesto, que se mostrará en los Presupuestos
Generales. El problema es saber si contamos con los cesteros adecuados en la
coyuntura actual. Nadia Calviño está cualificada para ello y lo haría bien si
se tratara de ella sola, pero con los condicionamientos y exigencias que va a recibir
desde el propio Gobierno no lo tendrá fácil. Se precisa un ejecutivo capaz,
solvente, serio y el nuestro está lejos de ese perfil.
Un primer
obstáculo será la asignación a las Comunidades para que cada una haga su “cestito”.
Y después, canalizar la inversión hacia los sectores adecuados para propiciar
una auténtica y pronta recuperación.
En USA se
disputan la presidencia dos candidatos con los 70 años cumplidos, el
republicano tiene 74 y el demócrata 77(abandonó otro que tenía 78), edades que
rebasan las habituales.
A ver si van
a ser los norteamericanos quienes recuperan aquel espíritu clásico,
grecolatino, que valoraba la experiencia como un activo importante y creó
instituciones que tenían auténtico poder.
(El
impresentable Trump rompe la norma de que la edad aporte serenidad)
En España se
invierte la pirámide, nuestros líderes son bastante más jóvenes y hasta hace
poco alguno insinuaba que la veteranía era inconveniente para administrar lo
público.
No tiene
sentido plantearse la disyuntiva juventud o vejez; es más razonable exigir otras
capacidades y cualidades como puedan ser vocación pública, honestidad, entrega
y, sobre todo la inteligencia que los hará prudentes si son jóvenes y les habrá
permitido mejorar con la experiencia si son mayores.
Se ha creado
un curioso fenómeno psicosocial en torno a la pandemia. Con el estado de alarma
levantado y habiendo disminuido el número de contagios y muertes pensábamos que
ya era cosa del pasado. Y no es así. Desgraciadamente tenemos que seguir
conjugando los verbos en presente y en futuro.
El número de
brotes crece en toda España de modo alarmante, aunque todo el sistema está
mejor preparado para hacerles frente.
También
rebrota la desconexión entre diferentes administraciones y, sobre todo, la
irresponsable estupidez de muchos jóvenes para disfrutar su tiempo de ocio.
Otros brotes
ya tradicionales son la incapacidad de los líderes políticos para que sus
partidos tengan mejor predisposición al acuerdo, al pacto, y la miserable demagogia
del mundo podemita sembrando cizaña para encubrir sus miserias y su fracaso
electoral.
El personaje
de Torra es suficientemente conocido como para no llamarse a engaño; sus
aptitudes y actitudes lo retratan de un modo inmisericorde.
Pero no deja
de sorprender porque aunque sepas que es un imbécil provocador no sabes con que
imbecilidad o provocación va a salir cada
día. En plena pandemia llegó a decir que si Cataluña fuera independiente
allí habría muerto menos gente. Ahora, levantado el estado de alarma y
ejerciendo sus competencias plenamente, en Cataluña hay más muertos y contagios
que en el resto de España.
Le llueven críticas
de ciudadanos y alcaldes por su torpeza y sus contradicciones. En cuanto lo
sitúas frente a un tema serio que tiene que gestionar aparece como el inútil
que es, capaz de nadar sólo en las aguas de la provocación y la demagogia.
Pero él no
se cansa de ser un títere cretino del botarate
Puigdemont.
En España
siempre ha habido una alta densidad de puteros por Km cuadrado. Los que tenían
buen poder adquisitivo, los que pertenecían a la casta exhibían amante fija
intermitente y la trataban con mucha consideración. Al principio se les “ponía”
un piso que con el tiempo se convirtió en una boutique.
En el amo de
Podemos hay un buen ejemplo de depredador, de macho alfa dado a la poliginia. Pero
él es revolucionario y ha cambiado la pauta. A la primera que le conocimos le
puso escaño a su lado, pero le salió díscola; a la de la extraña aventura del
teléfono móvil le ha puesto un periódico y a la más estable, madre de sus
hijos, le ha puesto un chaletazo en la sierra y un ministerio con amplia agenda
de colocaciones.
No podrán decir
los primatólogos que el espalda curvada trata mal a sus hembras.
Si una mujer
comercia con su cuerpo a cambio de grandes sumas de dinero es una puta, por
mucho que queramos retorcer el lenguaje.
Si un
policía se corrompe hasta las trancas, vende información secreta y se sirve de
sus contactos tendremos que admitir que vive en una cloaca, es su ocupante más
característico, una rata.
Lo caminos
de ambos se cruzan y forjan un arma que les sirva para chantajear a las instituciones
del Estado, graban una conversación entre ellos que se nota totalmente dirigida
al fin predeterminado. Fracasadas sus amenazas deciden filtrarla a un medio de
comunicación y surge un gran escándalo que conmueve hasta los cimientos del
Estado.
Conviene
esperar y no perder la perspectiva; no vaya a ser que estemos viviendo la
fábula de la puta y la rata que acabe con extraña moraleja.
Todo el
mundo espera que se produzcan “gestos” sobre el futuro del rey Juan Carlos,
hasta el Gobierno apremia en ese sentido.
¿Qué gesto
se considerará adecuado y suficiente para liquidar un reinado que gozó del
apoyo popular y el reconocimiento internacional?
Haberse
deslizado por terrenos ilegales e inmorales no le puede salir gratis, pero
tampoco debe prevalecer la actitud de los carroñeros que quemarían hasta los
sellos con su imagen. También parece exagerado condenarlo al exilio cerrando
así un ciclo histórico.
Felipe VI,
su hijo, tendrá que tomar la iniciativa y adoptar duras medidas como excluirlo
de la Casa Real, desalojarlo de Zarzuela y pedirle que voluntariamente se
retire a vivir tranquilo dentro o fuera de España.
Cuestión
aparte será dilucidar su probable delito fiscal.
Tema feo y
abrupto que estimula impulsos destructivos cuando andamos sobrados de ellos y
menos falta hacen.
Quienes
derribaron la puerta de la Bastilla y vieron funcionar la guillotina no supieron que
en 1789 se daba por finalizada la Edad Moderna y empezaba la Contemporánea.
Debe ser difícil
tener conciencia de que vives acontecimientos que quedarán destacados en el
futuro, que llevarán a los historiadores a considerar un cambio de época.
Desde la
perspectiva internacional podrías pensarse que la pandemia del Covid-19 y la
subsecuente crisis económica fuesen una frontera, marcasen un antes y un
después. Pero ninguna catástrofe sanitaria histórica ha jugado ese papel.
En el ámbito
nacional también se viven tiempos convulsos y extraños. Una endiablada
fragmentación partidista ha propiciado que se forme un gobierno nacional con
gente que carece del concepto de “España-Nación” e incluso les resulta
especialmente odioso. Atacan la estructura del Estado hasta llegar a la propia
Jefatura.
No será
fácil salir de este atolladero.
momento
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.