ÍDOLOS FALLIDOS

 

La Sociedad o la masa orteguiana crea ídolos con la  misma facilidad que luego los destruye y lo hace en todos los ámbitos posibles.

Una veces están bien cimentados y resisten hasta hacerse clásicos pero otras comete errores garrafales y mitifica lo indigno.

Es el caso de Magda Goebbels, aquella primera dama del nazismo, madre de la patria, casada con uno de los asesinos más recalcitrantes responsables del holocausto. Consideró que sin Hitler la vida no tendría sentido y, tras envenenar a sus seis hijos, se suicidó con su marido.

Ahora, por un hallazgo casual, se ha sabido que su padre era judío y murió en un campo de concentración. Cruel paradoja.

La moraleja es que no hay que fiarse de las apariencias. Nada es lo que parece.

 

 

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