Imposible reflejar lo que yo viví durante mi último día de clase en el I.E.S. “Ibañez Martín” de Lorca. No lo puedo hacer por insuficiencia de palabras para expresar sentimientos y por pudor para contar lo que ví y oí esa mañana.
Mis compañeros en una “encerrona” que me hicieron y mis alumnos en cientos de escritos breves- que llamaron “chispazos”- me llevaron al límite y provocaron que mis genes maternos asomaran por mis ojos. Si lleváramos aparatos para medir el impacto emocional, el mío habría estallado.
Todo esto me reafirma en mis convicciones: el espacio docente es maravilloso, echaré muchísimo de menos a mis compañeros/as y a mis alumnos/as y padecemos una Administración cicatera, miserable e insensible.