CARA NUEVA

 

A Isabelle le destrozó la cara su propio perro. Hace once años fue sometida a un trasplante que se realizó con éxito y resultó muy celebrado. Ella se atrevió a mostrarse ante las cámaras y expresar su felicidad.

Ahora ha muerto porque el tratamiento que seguía para evitar rechazos le provocó un cáncer. Se puede decir aquello de que ha sido peor el remedio que la enfermedad, por desgracia.

Su caso nos enfrenta a un tremendo dilema: vivir unos pocos años con una cara presentable que te permite relacionarte o seguir viviendo prácticamente escondida.

No sé por qué pienso que si tuviera la oportunidad seguiría prefiriendo el trasplante, su cara renovada.

 

 

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