VOX se va mostrando paulatinamente, va dando a conocer sus principales ideas. Hasta ahora no parece que defiendan algo anticonstitucional. Naturalmente esos contenidos son discutibles. Se puede estar de acuerdo o no con la caza, los toros, la recentralización de algunas competencias autonómicas o la regulación y control de la emigración.
Pero hay dos temas difíciles de explicar: su homofobia y su antifeminismo exarcebado. En el feminismo y en la defensa de la homosexualidad hay sectores radicales que hacen flaco favor a su causa. Pero negarse a condenar la brutal violencia machista o discriminar por orientación sexual resulta increíble en la sociedad actual.
Se intuye algún componente patológico en sus dirigentes, que ellos deberían explicar, tal vez en un diván.
Lo curioso es que más de tres millones y medio de españoles no se asustan de ellos por más que la izquierda los demonice.