LO INTOLERABLE

 

Hubo sociedades que respetaban a sus mayores (¡oh mores maiorum!) y les pedían consejo. Sería porque a esa edad ya se sabe lo que resulta benéfico o pernicioso, lo que se puede mantener o se debe cambiar en una comunidad.

Empieza a resultar intolerable la corrupción que permanece enquistada por doquier, la ineptitud de muchos cargos públicos o el insultante populismo de otros y tal vez lo más preocupante a medio plazo sea la laxitud mostrada ante los jóvenes, esa permisividad que resulta contraproducente y los va situando en una trayectoria negativa que nadie se atreve a corregir.

A veces tiene uno la sensación de que no queda nada a salvo, todo está tocado por un factor pernicioso o, por decirlo en plan poético, “enmierdado”.

 

 

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