El ser humano tiene necesidad de reconocimiento, valora ser apreciado por los demás y por sí mismo(autoestima). Pero lo normal es que eso se produzca como consecuencia de algo, de un comportamiento y un modo de vida.
Actualmente, y como en casi todo, vemos que se sufre un proceso de trivialización que termina convirtiendo esa necesidad en un esperpento, en unos deseos ridículos que rozan lo patológico.
Se observa una búsqueda desesperada de figurar sin que importe ante quién y por qué; el caso es que te graben, que te vean, aparecer en las redes sociales, grupos de whatsap y, en colmo del paroxismo, queda el selfie para lo que algunos arriesgan la vida.
Lo importante no es ser sino parecer. Y así vamos también degradando esta enloquecida sociedad que nos hemos dado.
Yo creo que a partir de los 50 años la capacidad que más ponemos en juego es la memoria y el mayor sentimiento es la nostalgia.
Los aniversarios son buena prueba de ello, una ocasión ideal para movilizar nuestras dos grandes áreas psíquicas: la cognitiva y la afectiva.
El pasado sábado nos brindó a muchos un gran ejemplo. El Instituto J. Ibáñez Martín cumple 75 años y por esa razón se presentaba en el Salón de actos un libro de José Quiñonero Hernández sobre su historia.
Todo resultó tan agradable y entrañable como cabía esperar.
El Instituto padecía cierta orfandad, nadie había narrado su historia. Ahora, gracias a Pepe, ha quedado plasmada en un magnífico libro. Y nos la cuenta de ese modo maravilloso que es propio de él.
Cualquiera que haya pasado por sus aulas debería leerlo.
Hoy en España la pulsión centrífuga es mayor que nunca. Diferentes partidos separatistas se mueven al alza. Lo hacen sobre todo en Cataluña (creando el mayor problema que tenemos) pero también en el País Vasco, en Navarra (la claudicación más vergonzante de todas), en Valencia, en Baleares y algún conato gallego.
Esas fuerzas separatistas han encontrado un gran aliado en Podemos, un partido neocomunista y populista que las apoya decididamente y se hace altavoz de sus demandas.
Pero lo peor de todo es que unos y otros cuentan con el mejor aliado, un secretario general del PSOE carente de principios y escrúpulos que negocia con ellos porque los necesita para colmar su ambición.
Se crea así una especie de tormenta perfecta que será difícil de soportar y no traerá nada bueno.
A un líder político hay que exigirle que haga compatibles sus deseos, su ambición, con los intereses de su partido y mucho más con los de su país.
Pedro Sánchez ha mostrado sobradamente que sólo lo mueve una voluntad patológica de permanencia en el poder a cualquier precio. Formar gobierno con Podemos y el apoyo de independentistas por acción u omisión es una irresponsabilidad de calado histórico.
Si culmina ese pacto habrá que seguir los pasos de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Alfonso Guerra y otros.
40 años de militancia, muchos de ellos vividos en primera línea, te legitiman para considerar que se producen situaciones intolerables, que no sigues integrado en un partido que consiente líderes de esta calaña; llegas a una especie de “hibernación” (el “estar dormido” de la masonería) con tu mente y tu conciencia tranquilizadas y deseando poder despertar pronto.
El artículo 6 de la Constitución define su naturaleza y función.
Ciertamente son “instrumento fundamental para la participación política y expresan el pluralismo”, pero también es cierto que con el paso del tiempo van perdiendo importancia, vaciándose de contenido. Se observa en ellos un círculo vicioso: son poco atractivos y muchas personas cualificadas no se afilian, eso los empobrece más y los convierte en espacios cerrados. Todo queda en manos de un reducido “aparato” y un dirigente cada vez más cesarista que busca ideas y estrategias en personas ajenas al partido, profesionales del marketing y la demoscopia.
Como siguen siendo necesarios porque no hay otro instrumento, se debería hacer un esfuerzo por sanearlos y potenciarlos. Es una tarea de los militantes y, sobre todo, de los dirigentes, aunque suponga para ellos más trabajo y un transcurrir menos cómodo.
VOX se va mostrando paulatinamente, va dando a conocer sus principales ideas. Hasta ahora no parece que defiendan algo anticonstitucional. Naturalmente esos contenidos son discutibles. Se puede estar de acuerdo o no con la caza, los toros, la recentralización de algunas competencias autonómicas o la regulación y control de la emigración.
Pero hay dos temas difíciles de explicar: su homofobia y su antifeminismo exarcebado. En el feminismo y en la defensa de la homosexualidad hay sectores radicales que hacen flaco favor a su causa. Pero negarse a condenar la brutal violencia machista o discriminar por orientación sexual resulta increíble en la sociedad actual.
Se intuye algún componente patológico en sus dirigentes, que ellos deberían explicar, tal vez en un diván.
Lo curioso es que más de tres millones y medio de españoles no se asustan de ellos por más que la izquierda los demonice.
A CS le esperan unos meses duros, llenos de problemas. Tiene que atender al reto de su redefinición, ha de trazar con claridad el espacio político que desea ocupar.
La dimisión de su presidente y fundador, Albert Rivera, deja un hueco importante y precipita la crisis. No era el peor de los líderes ni el que dirigía su partido del modo más personalista, pero tras las elecciones de Abril cometió errores de bulto y acabó pagando las consecuencias.
Simplificando, parece que se sitúan ante una disyuntiva: o aspiran a convertirse en el Centro de verdad, bien formulado, lleno de contenidos y estrategias (que puede ser el fiel de la balanza en muchas ocasiones) o siguen escorándose a la derecha y acaban fundiéndose dentro del PP.
Ciertamente no será un camino fácil, pero si aspiran a seguir existiendo tendrán que volcarse en la tarea.
Parece lógico que en la esfera política (y en general) uno se relacione y cree vínculos con quienes le son afines.
Como toda regla, tiene su excepción. Ahora tenemos a Podemos, cuya relación de enemigos es amplia si nos atenemos a su trayectoria: la Monarquía, los inversores, el Ejército, la Banca, los empresarios (especialmente los del Ibex-35), Policía y Guardia Civil, la casta (que debe ser la burguesía que sostiene el Sistema), etc. Tiene amigos antisistema, independentistas y etarras.
Por otro lado, está el PSOE que ha gobernado España, era un partido serio y no considera enemigos a los citados.
Luego no es extraño que ese pacto con abrazo entre ellos se considere contra natura, sólo explicable desde la ambición de los “abrazantes”.
Y es que el enemigo de mis amigos no debe ser mi amigo y el amigo de mis enemigos, tampoco.
Si PSOE y Podemos consuman sus planes, contando con indeseables apoyos para formar su gobierno de coalición, se producirán muchas situaciones insólitas.
Tal vez la más importante sea ver a Calviño y a Iglesias sentados en la mesa del Consejo de Ministros compartiendo vicepresidencias.
La Ministra de Economía es utilizada por Sánchez para calmar mercados e inversores, resaltando que su presencia garantiza una política económica ortodoxa, que sus propuestas serán bien vistas por sus colegas tecnócratas en Bruselas. Y está muy bien, pero habrá que ver que opinan en Podemos y si van a renunciar a sus medidas populistas generadoras de déficit y deuda.
Ella ya ha tenido que tragarse algún sapo, medidas que nunca habría aceptado en su etapa anterior, y ahora va a vivir en una charca llena de sapos. No se sentirá cómoda, pero habrá enriquecido su currículum.
Confiemos en que la esperada sentencia sobre los ERE de Andalucía ponga fin a toda una época, que borre ese modo absurdo y pernicioso de entender la actividad política según el cual si no lo metes en tu bolsillo puedes hacer un uso discrecional del dinero público porque, como dijo la actual vicepresidenta, no es de nadie.
El fin era mantener un voto cautivo y una enorme red clientelar y todos los medios eran válidos para conseguirlo.
Un maldito modelo que comenzó mucho antes con los Planes de Empleo Rural (PER) que eran notoriamente fraudulentos. En los últimos años los dos grandes casos de corrupción, Gurtel y ERE, PP y PSOE, han modificado la forma en que los ciudadanos veían y valoraban a los partidos.
En democracia hay que vivir convencido de que tienes que ganarte el voto, no comprarlo.
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.