Oriol Junqueras, como buen cristiano que es, cree que pronto estará en el paraíso, que pasará “de Madrid al cielo”, de la cárcel al Palau.

Desde que asumió la presidencia de ERC su partido crece y la antigua CiU mengua. Las encuestas lo señalan como seguro ganador y a bastante distancia del segundo, que sería C´S.

Por eso no ha querido oír hablar de listas unitarias con los convergentes; en solitario y dispuesto a darles la puntilla.

Posiblemente quede en libertad provisional para que pueda hacer campaña. Pero, después, es muy probable que los tiempos judicial y político se entrecrucen y que, siendo ya presidente, una sentencia del Supremo lo deje, como mínimo, inhabilitado para ejercer un cargo público. Y, entonces, su gozo en un pozo.