Esta tierra nuestra será muy hermosa pero le sobran 10 grados de temperatura media desde Junio a Octubre con un calor agobiante, insoportable y casi hiriente para los seres vivos.
Para combatirlo se precisa una estrategia común: que legislen los partidos en la Asamblea, que reivindiquen los sindicatos, que sentencien los jueces de la Asamblea y del TSJ, que el obispo ordene rogativas y procesiones, que se hagan todos los esfuerzos posibles pero… ¡por la virgen santísima! acabemos con este calor terrorista.
Así podremos entonar aquello de: “Quién acabó con el calor? Fuenteovejuna, señor. ¿Y quién es Fuenteovejuna? Todos a una.
Comparto la preocupación y el agobio por las altísimas temperaturas que llegamos a alcanzar en verano y por eso me he alegrado al encontrar esta noticia en El País:
«Dos sombrillas en el espacio para enfriar el clima del planeta
Un estudio muestra la viabilidad de usar parasoles en órbita contra el calentamiento global»
¡Suena genial!