SIMANCAS

 

De vez en cuando y desde cualquier partido surge una voz que se asemeja a un rebuzno. Ahora le toca a Simancas, representante de la vieja guardia y de aquella época en la que el PSOE ganaba elecciones con holgura, mantenido para simular que hubiera una línea de continuidad entre aquel partido y este; ha sobrevivido a mil batallas lo cual ya indica que tiene una piel dura y un alma acomodaticia.

Afirma que Madrid tiene la culpa del alto número de fallecidos, sin detenerse a considerar el número de habitantes, algunas decisiones de su gobierno o la negligencia de su vicepresidente con las residencias. Lo hizo el mismo día que Cataluña doblaba la cifra de muertos de Madrid, pero con los socios catalanes no hay quien rechiste.

Tantos años ante un pesebre te obligan a tener que decir con frecuencia:“mu”.

Rafael, limítate a cobrar la nómina y descansa.

 

 

BICEFALIAS

 

La pandemia está obligando a la Administración a forzar las máquinas, especialmente en algunos sectores. Y los resultados están lejos de ser satisfactorios.

Si es criticable que no se establezcan acuerdos con la oposición, lo es mucho más que no se logren ni siquiera dentro de un gobierno cuando este resulta de la suma de dos partidos.

Es algo que se ha hecho patente en el gobierno central entre PSOE y Podemos o en el gobierno autonómico murciano entre PP y Cs. Así se hace bueno el tópico de que carecemos de buenos líderes, de gente solvente con altura de miras, capaces de ver más allá de sus intereses partidistas y electorales, de transitar por la “res pública” con la generosidad y la dignidad exigibles.

Se inhabilita a un político por corrupción y debería ser posible hacerlo también por incompetencia. Pero, claro, qué jueces harían ese diagnóstico.

 

 

HACE TRAMPAS

 

Otra polémica estéril que podía haber sido evitada. El estado de alarma, su alcance y su duración se ha convertido en arma arrojadiza entre los partidos.

Después de dos meses y cuatro prórrogas son muchos los expertos que opinan que hay leyes en nuestro ordenamiento jurídico (cuatro al menos) que permitirían levantar el estado de alarma sin perder sus garantías sanitarias y amparar más algunos derechos básicos.

El presidente se empecina en mantenerlo porque está más a tono con su modo personalista de gobernar, amenaza con falsos desastres si se retira y aprovecha la fragmentación partidista.

La oposición lo acusa de hacer un uso espurio de ese recurso constitucional y usarlo como coartada para otros fines (indultos, ley de educación, CNI, etc)

Mientras, los españoles aceptamos con una jodida e impuesta resignación que sean incapaces de reunirse y tomar decisiones en función de lo que interesa a los ciudadanos.

Demasiados trileros e incompetentes sueltos.

 

 

EL TÍO SIMÓN

 

Hay imágenes que ya permanecerán siempre en quienes vivimos esta terrible pandemia. Una de las más destacadas será la de Fernando Simón, autoridad y portavoz sanitario.

Al asociar su figura con algo perjudicial se produce un efecto de condicionamiento que te lleva a valorarlo negativamente.

Lo cierto es que, hechas estas consideraciones, me sigue pareciendo un personaje muy criticable, por el fondo y por la forma (un buen amigo lo tilda de impresentable y melifluo).

Erró seriamente, frente a otros, al pronosticar la malignidad potencial del virus, dio consejos contraproducentes y contribuyó a que permaneciésemos con la guardia baja en la primera fase, la más decisiva.

Y en cuanto a su aspecto, no vale el argumento de que cada cual viste y aparece como quiere. Por respeto a los demás tiene que guardar formas propias de su entono sociocultural, lo que se espera de una autoridad representativa en ciertos momentos.

 

 

 

CREENCIAS

 

Cada uno es libre de creer en lo que estime oportuno y digno de crédito, sobre todo si sacamos a pasear ese don tan sutil que es la fe y nos movemos en campos religiosos.

Ante el Coronavirus ha habido dos credos religiosos con comportamientos que merecen un análisis, diferenciándose ambos del resto del mundo con su temeraria actitud.

Por un lado los ultraortodoxos judíos, esos impresentables parásitos que no trabajan ni prestan el servicio militar porque han de centrarse en la interpretación de sus sagradas escrituras, como si aún quedase algo por examinar.

Por otro Iglesias Evangélicas, contrarias al confinamiento que celebran sus cultos, propagan el virus y se muestran desafiantes, votan a Trump y Bolsonaro, sus líderes naturales tan irresponsables y negacionistas como ellos.

Exhiben su desprecio hacia la ciencia y las virtudes cívicas. Les falta racionalidad, respeto y tolerancia; les sobra confianza en Dios.

 

 

EUGERASIA

 

La palabra no existirá, pero a mí me viene bien (“geras” significaba vejez). Se queda entre la eugenesia y la eutanasia y se trata de que esa época de la vida transcurra plácidamente. Justo lo contrario de lo que la pandemia nos ha mostrado en las residencias de ancianos, esos submundos de terror de donde han salido las cifras más altas de fallecidos.

Habrá que crear una comisión de verdad, no de esas inútiles que abundan, que aborde todos los temas relacionados con estos Centros, públicos o privados, la información a familiares, la transparencia y, sobre todo, una eficaz asistencia médica.

También hemos visto hospitales aplicando sus particulares criterios de selección natural. Para Darwin no era más apto un cretino, vago o pervertido de 40 años que un médico, profesor, magistrado o trabajador jubilado de 70.

La población envejecerá cada vez más y merece un trato más respetuoso.

 

 

UN GRAN DESCONOCIDO

 

Lleva cuatro meses llenándonos de dolor y muerte. Vivimos con un nivel de desarrollo biotecnológico impensable hace pocos años.

Y a pesar de eso es más lo que se ignora que lo que se sabe del Covid-19. Un experto biólogo: “No se ha demostrado nada de lo que se dijo sobre su origen”, “es difícil de controlar porque una persona puede estar dos semanas sin síntomas pero contagiando a otros”, “es un virus nuevo y sorprendente, más contagioso y transmisible”.

Tampoco sabemos si hay predisposición genética a contraerlo; si será sensible a cambios de temperatura como el de la gripe; si una vez superado, los anticuerpos garantizan la inmunidad; por qué los menores apenas muestran síntomas aunque pueden ser “grandes contagiadores”… y la gran duda :¿Nos dejará vivos y/o nos permitirá recuperar una vida normal?

Nos ha enseñado nuestra debilidad pese a que estamos en la cima de la escala evolutiva.

 

 

HOJA DE PARRA

 

Hay una iconografía clásica que muestra al calzonazos de Adán expulsado del paraíso y desnudo, cubriendo sus partes pudendas con una hoja de parra (supongo que no tenía a mano una de higuera).

En pleno estado de alarma, cuando por deméritos propios en las gestión de la pandemia Pedro Sánchez exhibe su desnudez, cuando lo abandonan quienes lo apoyaron, llega Cs y le ofrece su hoja de parra (los mercenarios del PNV hacen lo que suelen, venderse)Es un gesto político que sorprende porque nunca han obtenido un buen trato o una mínima atención por parte del PSOE. Debe ser una reacción de compensación por la torpeza de Rivera en Abril-19 al negarse a formar gobierno y ahora Arrimadas como nueva presidenta pretende marcar un espacio más “centrado”. Supongo que piensa que este gesto se traducirá en apoyo electoral. Yo tengo mis dudas.

 

 

ES TAN BURDO

 

Con Iván Redondo aparece en política el gran mercenario, el que ofrece sus servicios al mejor postor; tiene un par de éxitos y Sánchez lo convierte en su factótum con más poder que cualquier ministro. Aconsejó ese totum revolutum que ganó la moción de censura y dio lugar al actual gobierno, bicéfalo y disfuncional.

Explotó a fondo la foto de la Plaza de Colón con PP, Cs y VOX, sabedor de que en la España que padeció a Franco aún vende el miedo a posibles retornos.

Ahora le dice a su jefe que pida lo que nunca ofreció, unidad y lealtad y si se la niega el PP que los culpe del aumento de muertes por Covid-19.

Cuenta con la ventaja de que su “asesorado” se presta a todo al carecer de principios y criterios; es arcilla moldeable, Galatea ávida de Pigmalión.

 

 

ÚLTIMA PARIDA

 

La ministra Montero, la más roja de las dos, la de la casta y la urbanización de lujo, ya ha captado la enseñanza esencial de la crisis sanitaria, ha notado que se habla de médicos (en masculino) y enfermeras (en femenino) lo cual le parece profundamente injusto, herencia del heteropatriarcado, casi crimen de lesa igualdad.

Pondrá a trabajar a esa legión de paniaguadas secretarias, directoras y asesoras que paga con nuestros impuestos para subsanar ese desaguisado. De paso, les encargará que vayan trabajando, o sea, haciendo declaraciones y pancartas para que no se hable de “la crisis” en femenino porque se crea una asociación negativa, que se vaya difundiendo “el crisis”.

Y así, poco a poco, cumple su trascendental función; nos pedirá paciencia porque la revolución no se hace en un día y la hipoteca es cuantiosa, requiere tiempo.