La actitud de Pedro Sánchez ante la elección de Juncker por el Parlamento europeo me recuerda a Zapatero cuando permaneció sentado ante la bandera norteamericana y al viejo chiste del soldado que, enfadado, decía: ”que se joda el capitán que hoy no como rancho”.
La seriedad y el sentido común deben ser virtudes elementales de un gobernante. Cuando se toman decisiones en el ámbito internacional hay que tener en cuenta el contexto y romper-por razones internas-un acuerdo previamente adoptado es una insensatez, un gesto pueril impropio de quien está obligado a tener sentido de Estado.
Yo avalé y voté a Sánchez. Su primera decisión, mi primera decepción.Sigue siendo la esperanza.