Decía el gran Epicuro que una fase previa a la búsqueda del placer consiste en evitar varios temores que atenazan nuestras vidas. El más importante, el temor a la muerte.
El fin del estado de alarma y la falsa sensación de que la pandemia está superada nos muestran imágenes de grandes grupos de personas que actúan temerariamente, sin la menor cautela. En playas, en terrazas, en el campo y por los cuatro puntos cardinales; les da igual, no renuncian a sus modos de diversión. Sus vidas también están orientadas al placer, aunque no tal y como lo entendía el filósofo. Su ausencia de temor no es fruto de la reflexión sino todo lo contrario; ni siquiera son conscientes de los estragos que pueden causar en cadena, empezando por sus familiares.
No es fácil entender estos comportamientos, deben responder a pulsiones gestadas en el Inconsciente.